sábado, 13 de octubre de 2012

12:07


Anticuada y absorta en pensamientos que no me conciernen, me dispuse a seguir leyendo mas de un libro que en realidad (lo confieso) no entiendo, tomé mi café en mano y subí lo mas alto que pude, mis pasos eran cansados, mi respirar era pausado, mis pensamientos se perdían entre escalón y escalón, globos de humo se acumulaban  en un techo tan abismado como mi boca amarga, tan denso y obscuro como una cabeza desaliñada que ciertamente me pertenece desde hace algunos años...
 A veces se me olvida que tengo que parar en cada descanso, respirar y volver a observar el escalón siguiente. Y cuando llego, termino sintiendo el viento húmedo sobre mis parpados agitados... A veces me doy la libertad de creer que no volveré a subir y me aferro en saber que siempre estaré en el mismo lugar, leyendo un libro que no me interesa, un pretexto, una historia, algo por que balbucear des vez en cuando... y cuando todo pasa, el viento se vuelve mas lento, las nubes se tuercen atentas en un umbral mas lejano de lo que yo pudiera siquiera imaginar en sueños, lejanas, dispersas, cambiantes... entonces caigo en un pensamiento inseguro de existir, en una idea capaz de cambiar todo lo que e hecho, lo que me llevo a caminar hacia arriba, algo que me dejaría caer desde el cielo abismado a un suelo aun mas cambiante que mis sentimientos... el lugar del que desprendí una parte de lo que solía ser...
Termino por volver a ver en sueños una que otra imagen de aquellos tiempos, de un cuarto con mil imágenes  y palabras que me han cambiado alguno que otro remordimiento. No dejaré de hacerlo, es lo que me hace vivir, lo que me hace saber en donde estoy, que hago y hacia donde camino a tientas.