Quédate quieta, hasta que las estrellas salgan, hasta que el viento te deje sola.
Respira serena, hasta que ellas brillen con tanta intensidad que no te puedas
permitir siquiera pensar en volver a bajar la mirada.
Quédate tranquila esperando sonreír.
Quédate aquí, sin importar lo que digan, lo que se enrede en el camino, lo que pierdas al despertar.
Todo cambia, no te voy a mentir, todo mejora, se deforma... pero sé, que no hay motivos para intentar huir.
Ya no los hay.