jueves, 3 de junio de 2010

Martes por la noche...

Puedes cuestionar a todas las personas del lugar, incluso llegar a cambiarlas si lo crees necesario. No me parece ninguna mala idea moderar, al contrario, es psicótico y engañoso a la vez, me parece enfermo, pero fascinante. Puedes llegar a aparecer en mis sueños, cuantas veces lo creas justo o necesario, incluso por diversión, te dejaría jugar con mi imaginación, cerca del subconsciente, puedes encontrar ramas tan perversas y nostálgicas como existan dentro, podemos ir de aquí allá, puedo jugar a pensar que nos conocimos, que estuvimos juntos, e incluso que nos amamos como siempre, en silencio.
Se que estas aquí, siguiendo al borde de la noche mis sueños, siendo parte de ellos en cualquier momento, lugar y hora más profunda de la noche.

Cuando dulcemente dudare cual de tus dos nombres gritar entre la multitud, y sé, que precipitadamente escogeré el primero, darás media vuelta, sonreirás, caminaras 3 o 4 pasos tal vez hacia mi, estiraras tu mano en el espacio, tomaras el teléfono celular, Sonreirás, dirás adiós y estrecharas mi mano, comenzaras a caminar sin querer soltarla y sentiré que esa suavidad de nuestras manos separándose, cierran el circulo de una despedida que no obtuvimos juntos, junto con mi sonrisa, se fragmentaran diez mil memorias en el espacio preciso donde escondía un adiós seco y la indiferencia de la última vez.
Me daré cuenta de eso y más, cuando despierte, cuando vuelva a recordar, me abstendré de gritar tu nombre, sin antes dudar en escoger alguno de los dos.

Pero todo aquí cambia cada noche, cuando me doy cuenta de que no volverás.

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