
Deje que el jazmín floreara tanto como se le viniera en gana, deje que las flores amarillas tomaran el sol de medio día mientras mi café aguardaba en algún rincón de mi biblioteca de causas perdidas...
Quisiera poder traer a mi mente aquello que debía recordar que era importante, pero para entonces, ya no lo es, ni lo será nunca mas...
Y camino, a pasos cansados, afligidos y sin ánimo de volver a remover la tierra...